Vacaciones 2014

febrero 04, 2014



Era diciembre del 2013, ya a medio mes y luego de haber sudado la gota gorda en mis exámenes finales, al fin llegaba lo que ansiaba tanto todo el año. Las vacaciones.

Según mi "filosofía", las vacaciones son mi premio por haber logrado todo lo que logré en el año, incluyendo lo más importante, el aprobar todas las materias.

En fin, ya libre de toda preocupación, tenía varios planes en mente para hacer estos aproximadamente 2 meses fuera de las aulas de mi universidad; una de ellas era visitar Machu Picchu, sitio al que quise ir por bastante tiempo; pero que por cuestiones que hasta ahora me arrepiento no pude lograrlo. Pero antes de contar esta historia está lo que restaba de Diciembre, mes navideño, mes en familia.

Como de costumbre las fiestas de fin de año las paso en casa con mi familia, ya sin novedades puesto que llevo haciendo lo mismo 19 años; en realidad 14 desde que tengo memoria. Mentiría si digo que es lo mismo que antes, creo que el espíritu navideño se ha ido perdiendo al pasar los años, bueno, al menos en mi. Cuando tenía 10 años, si no me falla la memoria, la Navidad era algo tan especial que me alegraba llegar a ese día incluso más que mi propio cumpleaños, estar despierto el día 24 de diciembre hasta la media noche y pasar al 25 en un cerrar y abrir de pestañas era realmente una aventura, algunas veces algo cansado, pero al final era emocionante. Ni que decir el ver los fuegos artificiales en la oscura noche, en el manto negro del cielo, realmente un espectáculo asombroso, a pesar de que a comparación de hoy esos "espectáculos" quedan chicos con los de ahora. ¿Mencioné los regalos? Claro, los regalos bajo el árbol, ansiosos de abrirlos; aunque nuestros padres no nos lo permitían hasta que llegara el día de Navidad. ¡Qué épocas! En serio, crecer es bastante malo; pero inevitable, como quisiera volver a ser un niño.

Ahora que tengo 19 años la Navidad es un día especial para mi que se ha vuelto un día más, sin desmerecer, miento en decir esto, no es un día normal en realidad, también lo disfruto; pero no tanto como solía hacerlo, espero la media noche el 24 haciendo otras cosas, dormir, mirar TV, estar en las redes sociales, dándole "like" a las tarjetas navideñas en las que tus amigos de Facebook te etiquetan, deseando una feliz navidad en twitter, en fin haciendo hora para que se pase el tiempo. No puedo negar que los fuegos artificiales no me gustan; pero tengo también algo de enojo al verlos por su impacto ambiental. Termina esto y directo a la cama.

Al día siguiente, ya 25 de diciembre, comemos el tradicional pavo al horno, plato que empecé a comer hace pocos años ya que solo comía pollo al horno, la verdad no sé la razón, supongo que sentía algo de repulsión hacia el pavo. Los saludos y abrazos fraternos con motivo de la Navidad llueven en la mañana y en la tarde, mis padres y mi hermano para comenzar, más tarde mis abuelos, mis tíos y algunos primos que no estén lejos. Así termina mi Navidad.

En año nuevo repetimos la misma historia, simplemente cambiando el pavo al horno, por el tradicional lechón al horno, no sé por que no estoy gordo ahora, no subí ni un solo kilogramo con todo lo que comí, los platos los postres, etc.

Ya pasando estás fiestas me centro en el viaje a Machu Picchu, capricho que se me cumplió. En realidad el plan era estar solo 3 días por lo que estuvimos de viaje en viaje, fueron 8 horas en bus de Puno a Cusco, ni bien buscamos un hotel teníamos que viajar a Ollantaytambo, lugar donde se encuentra una estación de tren para seguir el camino hacia Machu Picchu, así que tuvimos que abandonar el hotel y seguir el viaje.

Una hora y media más de viaje desde la Ciudad de Cusco en taxi y llegamos a Ollantaytambo, ya de noche, cerca de las 10:00 pm. y luego de casi chocar con otro taxi, por suerte no fue así. El taxi nos llevó hasta la estación de tren que para nuestra suerte ya habían tickets para el tren de las 5:00 am. del día siguiente, también para suerte nuestra no habían filas que hacer para adquirir tickets, cabe resaltar que minutos después de haber comprado estos tickets se formó una larga fila.

Encontrar un hotel fue una odisea ya que estaban ocupados totalmente la mayoría de ellos, afortunadamente encontramos uno "Las Portadas", hotel a 2 cuadras de la Plaza de Armas de Ollantaytambo, cómodo y a un buen precio. Dormimos unas cuantas horas y tuvimos que despertar a las 4:00 am, ya que se debe estar en la estación de tren media hora antes de que parta el tren. Así fue, a esa hora el clima es templado y no hace mucho frío, las calles y los comercios están vacíos y cerrados, con excepción de todas las personas que también se dirigen a la estación de tren.

Una vez en el tren y luego de aproximadamente 2 horas de viaje en el se llega a Aguas Calientes, un pequeño pueblo ya bastante cerca de Machu Picchu, llegamos alrededor de las 7:00 am, hay distintos sitios donde comer, desde restaurantes turísticos hasta el mercado del pueblo, donde por cierto hacen unos deliciosos jugos de fruta.

Finalmente para ir a Machu Picchu se debe comprar un ticket para tomar el bus que tarda 15 minutos en llegar, otra alternativa es tomar el camino Inca y subir a pie, el tiempo no lo sé; pero calculo que debe ser 1 hora a 1:30 horas. Pensaba bajar por el camino de Machu Picchu hacia Aguas Calientes pero luego de caminar por toda la ciudadela e ir a otros lugares mis piernas y mis pies pedían piedad.

Ya en Machu Picchu, visitamos los distintos lugares de la ciudadela, siempre de la mano de un guía turístico que te explica con detalle cada cosa en el recorrido, alrededor de 2:30 horas de recorrido, con las explicaciones y las fotos tomadas, que por cierto pueden verlas en mi cuenta de Instagram. Aquí les dejo una que me tomó mi papá, donde una vez más la cámara me jugó una mala pasada y capturó la foto justo cuando no debía; pero bueno...ya está hecho.
En una ventana inca.
Una anécdota que me pasó fue que a medio recorrido por la ciudadela una intrépida abeja atinó a picarme justo en mi cuello, fue un dolor horrible que me duró por media hora aproximadamente, no pasó a mayores consecuencias afortunadamente.

Tras las 2:30 horas, la guía nos dejó para que recorriéramos por nuestra cuenta, nuestro grupo que estaba originalmente conformado por 8 personas bastante agradables, 3 argentinos, 1 guatemalteco y 4 peruanos (mi familia), se dispersó, cada uno fue por su cuenta, mi familia decidió ir primero al Puente Inca, 20 minutos de caminata, donde al comenzar tienes que registrarte en caso de accidente o te caigas al precipicio; pero con cuidado todo es bastante tranquilo.
Puente Inca
De regreso debes confirmar el registro de nuevo para dar constancia de que no pasó nada. Luego de eso se nos ocurrió la loca idea de ir a la puerta del sol o Inti Punku, lugar bastante lejos de la ciudadela, aproximadamente 45 minutos a pie, 90 minutos ida y vuelta. Pocos se atreven a llegar hasta este punto.

Devuelta a la ciudadela y ya cansados, regresamos a la estación de buses para ir de vuelta a Aguas Calientes. Pasó la noche y al día siguiente regresamos a la Ciudad de Cusco; ya por la tarde fuimos a apreciar algunas atracciones que ofrece la ciudad, como la piedra de los 12 ángulos por ejemplo, entre otras.

Más tarde de nuevo el bus para Puno, así se pasaron los 3 días planificados, varias cosas que faltaron ver y varios lugares que no visitamos, será para una siguiente visita.

Los demás días pasaron como días comunes, y ya faltan pocos días para regresar a clases.
Almacén
Templo principal de la ciudadela
Roca Sagrada, equivalente del cerro Pumasillo
Reloj solar, en la zona astronómica de Machu Picchu.

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